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martes, 24 de febrero de 2009

COMUNICADO Pastoral Penitenciaria Argentina

Preocupa la deshumanización del sistema carcelario

Villa Allende (Córdoba), 17 Feb. 09 (AICA)

La situación en el sistema carcelario

Nosotros, responsables de la Pastoral Penitenciaria de 33 diócesis del país, reunidos en la cuarta reunión anual realizada entre los días 7 y 11 de febrero de 2009 en la casa de retiros San Alfonso, en Villa Allende, Córdoba, queremos compartir experiencias vividas y conclusiones a las que hemos llegado en estos días de reflexión, oración y debate.

“Queremos ser Pastores en la Pastoral que soñamos”, por eso hacemos nuestro el sueño de Dios que es el proyecto del Reino para toda la humanidad. Un Reino que humaniza, que quiere una vida plena para todos. Para ello nos comprometemos a luchar por la promoción humana de todos los hombres, tomando como modelo a Jesús que se encarnó, que se hizo uno de nosotros asumiendo todas y cada una de nuestras realidades. Constatamos en el mundo de la carcelación que muchos hermanos sufren una creciente deshumanización que nos urge a hacer una opción preferencial por los más desprotegidos, los más pobres, los excluidos del sistema, en definitiva, por aquellos que nuestra sociedad considera desechables y descartables (cfr. Aparecida 65)

Nos ayudaron a pensar e iluminaron nuestra reflexión algunos textos bíblicos, que nos interpelaron profundamente en nuestro modo de ser pastores en el mundo de la carcelación. Jesús, el Buen Pastor, es el modelo a seguir. Por eso queremos ser pastores auténticos con una tarea profética y audaz, animándonos a levantar nuestra voz para denunciar todo aquello que deshumaniza y es contrario al proyecto de Dios. Que nuestra vida anuncie la Buena Noticia del Evangelio que es liberación para los oprimidos y excluidos.

Somos parte de una Iglesia que camina, que se encuentra con personas concretas, con rostro y sufrimiento y con una experiencia de vida marcada por el dolor.

En esta difícil realidad en la que está inmersa nuestra misión, vemos con preocupación como la sociedad actual entiende a la justicia como el mero cumplimiento de la ley, siendo su eje principal el tema de la seguridad y castigos más severos para aquellos que la infringen. Desde nuestra mirada pastoral queremos proponer una justicia con centro en la reconciliación, entendiendo la seguridad como una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos y no como una mera represión del delito tipificado.

No se trata de destruir personas con un sentido vengativo, sino de tender puentes desde la verdad, retomando así el gran sueño de Dios de que todos somos hermanos. Consideramos éste como el único camino que sana y salva a las personas, curando todas las heridas provocadas por el odio y la falta de amor. Es fundamental que podamos partir de nuestra propia experiencia de reconciliación, haciendo un profundo examen de conciencia, que en este encuentro, nos llevó a descubrir, una vez más, que cada uno de nosotros carga en su historia personal responsabilidad en faltas graves que no nos han llevado a la cárcel por no estar ellas tipificadas en el Código Penal o no ser conocidas.

Sabemos que nuestro desafío es grande, y vemos con preocupación, que como Iglesia en el mundo de la carcelación no trabajamos unidos, sino que todavía hoy algunos creen que se puede hacer presente a Jesús, de modo individual, sin espíritu comunitario, ni integrados a una pastoral de conjunto.

Por eso, como Pastoral Penitenciaria Nacional invitamos a todos los agentes que la integran en cada diócesis y que, por una u otra razón no lo han hecho todavía, a trabajar orgánicamente, sintiéndose parte de este plan de acción que contribuye al gran proyecto de Dios que es un mundo sin cárceles.

Nos sentimos interpelados por nuestros obispos en Aparecida 340 que nos convocan a que en cada diócesis exista un equipo de pastoral penitenciaria, algo que sabemos que aún no hemos logrado en su totalidad en Argentina.

Como mensaje final y, a partir de la reflexión y las experiencias compartidas nos comprometemos a no desistir, a vivir con alegría y valentía el mensaje de la Buena Noticia, a unir y multiplicar los esfuerzos por transformar la sociedad y por humanizar el sistema carcelario, a ser discípulos misioneros comprometidos, encarnados, entusiastas y arriesgados, que testimonien el Evangelio de Cristo, incluso hasta dar la vida.+

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