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martes, 31 de marzo de 2009

VII Encuentro PROCAPP


P R O C A P P

VII ENCUENTRO NACIONAL DE PROFESIONALES CATOLICOS
DE LA PASTORAL PENITENCIARIA


Casa de Fátima - Fisherton - Rosario
17, 18 y 19 de abril de 2009

El campo específico de la actividad evangelizadora laical
es también el complejo mundo de la vida profesional,
sobre todo en los contextos donde la Iglesia
se hace presente solamente por ellos”
(DA 170)

Queridos hermanos:
Mi saludo en comunión con todo el equipo nacional de animación de la Pastoral Carcelaria. Con alegría y muchas esperanzas quiero compartirles la buena noticia de este próximo encuentro pensado especialmente para ustedes que van aportando su tiempo y sus talentos a este mundo de la carcelación.
Hoy más que nunca toda la Iglesia quiere ponerse en estado de misión. En esa misión, en nuestra Pastoral Penitenciaria, compañera de camino de nuestros hermanos carcelados, el laico profesional es llamado a “estar presente en la vida pública, en la formación de consensos necesarios y en la lucha contra las injusticias” (DA 508). “Discípulos misioneros” profesionales, están convocados a ser parte activa y creativa en la elaboración y ejecución de proyectos pastorales (DA 213) a favor de la dignidad trascendental del hombre en el complejo Mundo de la Carcelación (DA 341). Para ello se requiere “vivir la profesión como un acto de fe”, según nos prometimos en nuestro encuentro en Maciel.
Haciendo nuestras esta afirmación de la Vª Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe: “las condiciones para establecer una paz verdadera son la restauración de la justicia, la reconciliación y el perdón. De esta toma de conciencia, nace la voluntad de transforma también las estructuras injustas para establecer respeto de la dignidad del hombre creado a imagen y semejanza de Dios” (DA 546)
Con esta “campana” los convoco a Rosario a participar del VII Encuentro de Profesionales. PROCAPP ha sido pensada para velar por el bien común y promover los valores del Reino en este especial ámbito, como una forma singular de evangelización. No ambicionamos solucionar todos los problemas en una reunión, de verdad no sería posible. Pero sí estamos convencidos que el encontrarnos, compartir y pensar juntos nos permitirá ver caminos nuevos y tener el compromiso par recorrerlos. ¡Los esperamos entonces!
Los abrazo implorando sobre ustedes la bendición de nuestro Padre Dios.

Obispo Esteban Laxague
Comisión Episcopal de la
Pastoral Penitenciaria

lunes, 30 de marzo de 2009

La exclusión es violencia

Frente al significativo aumento de la violencia en el país se han propuesto desde distintos ángulos del poder, soluciones como: tolerancia cero, mano dura, agravar las penas, reducir la edad para penar ciertas conductas delictivas, dificultar la obtención de la excarcelación, más cárceles... Sin embargo, los cientos de agentes pastorales que trabajan en las cárceles saben que no puede haber solución a este problema si no se va a las causas y que estas medidas drásticas no sólo son inútiles sino además contraproducentes.
Las estadísticas muestran que el 76% de los menores que delinquen nacen en el seno de familias con problemas. En los últimos años la edad mínima de los delincuentes primarios bajó de los 15 a los 11 años. Según datos del Ministerio de Justicia, el 77% de la población carcelaria es primeriza. Y la mayoría de los analistas afirman que la causa principal de este fenómeno es la exclusión social creciente de los que sienten que no pueden esperar nada del futuro. Escribe el abogado constitucionalista Rafael Bielsa: "Cuando los 'de abajo' pasan a ser los 'de afuera', dejan de querer cambiar el mundo para querer entrar en él no importa a qué precio".
La violencia golpea en todos los niveles de la sociedad a causa de la disolución familiar, el constante aumento de circulación y consumo de drogas (en el conurbano bonaerense casi el 80% de los jóvenes que cometen graves delitos lo hacen a causa de la droga) y en particular por las enormes deficiencias en el campo de la educación. El 93% de los detenidos por delitos graves en la provincia de Buenos Aires no completó la primaria. Las cárceles por otra parte, no sólo no rehabilitan sino que siguen siendo en su mayoría, a pesar de algunos esfuerzos, inhumanas y denigrantes.
La Pastoral Penitenciaria apunta a la asistencia y dignificación del preso pero también estimula a la sociedad a buscar soluciones de fondo a través de políticas tendientes a priorizar el esfuerzo de los trabajadores sociales y los recursos básicos en favor de la familia, de la vivienda, de la salud, de trabajo digno y particularmente de una educación impregnada de valores humanos y cristianos.
Con el Encuentro Nacional de este año, escribe el P. Gabriel Carrón, "queremos hacer tomar conciencia que cuando un cristiano se arrepienta y pida perdón de verdad, no desconfiemos, le creamos y lo recibamos acompañándolo para que se sienta como en su casa, en la parroquia y en la sociedad. Queremos que poco a poco la Pastoral Penitenciaria salga también de las cárceles y ayude a los cristianos de afuera a recibir al que allí se encontró." El tema central del Encuentro en este Año del Padre, fue la reconciliación desde las parroquias como lugar de encuentro no sólo con el Padre sino entre el hermano menor y el mayor.
Un experto en esta pastoral, el obispo chileno Cristian Contreras afirma: "Existe en las parroquias desconocimiento, miedo y tal vez incredulidad de la real rehabilitación de los encarcelados. Rara vez vi a un párroco visitar esa porción que le ha sido encomendada... También los voluntarios penitenciarios necesitan apoyo pastoral y espiritual.

XI Encuentro Nacional de Pastoral Penitenciaria

domingo, 29 de marzo de 2009

¿Acaso soy yo el cuidador de mi hermano?

Pienso en Dios: el gran cuidador de su pueblo. "ustedes serán mi pueblo y yo seré el cuidador de ustedes". El Antiguo Testamento es como un himno a esa misión que Dios asume para sí. Cuidar al pueblo, sobre todo, a los más pobres de su pueblo. Al huérfano, a la viuda, al extranjero.
Pienso en Jesús, Buen Pastor, que conoce a sus ovejas, las llama por su nombre. Las envía al campo por la mañana y las encierra al atardecer cuando aparecen los peligros de la noche. Pero nunca las deja solas. Donde están las ovejas allí está él. Es la misión que su Padre le confió.
Jesús es el cuidador de lo pequeño, de lo que no cuenta. De la semilla de mostaza, de los pájaros del cielo y de los lirios del campo. De la oveja perdida. Del pobre Lázaro y del publicano. De los novios de Caná y del ciego Bartimeo. Pienso también, en Abel, cuidador de ovejas como tantos campesinos pobres y asesinado por su hermano Caín.

¿Dónde está tu hermano? le pregunta Yavé Dios.
No lo sé. Acaso soy yo el cuidador de mi hermano.

La vida diaria nos dice que todo lo pequeño necesita de cuidado. Lo frágil. Lo débil, lo que recién despunta a la vida. No es fácil cuidar. Sólo cuida de verdad el que es sencillo, el igual, el que se siente rodeado de fragilidad, el pobre, el hermano, el de corazón compasivo.
Hoy todo es frágil y pequeño en la Iglesia de los pobres. Somos frágiles las personas, las comunidades, los grupos bíblicos, los grupos de jóvenes, la catequesis familiar. También las organizaciones populares están suspendidas por un hilo casi invisible como la telaraña. Hilo muy delgado, amenazado por miles de enemigos, de afuera y de adentro. Hilo que necesita mucho cuidado.

¿Qué pasaría si nos cuidáramos más entre todos?
Si los médicos cuidaran más a los enfermos, si nos cuidáramos más entre vecinos, si cuidáramos más a los ancianos, a los jubilados, a los chicos. ¿Qué pasaría si los pastores cuidáramos más al Pueblo de Dios? ¿Y si el pueblo cuidara más a sus pastores, ayudándolos a vivir con coherencia y fidelidad? ¿Hubieran mirado hacia atrás tantos amigos y compañeros que habían puesto, con entusiasmo, su mano en el arado y que hoy han bajado los brazos? Cuidar parece una palabra conservadora. Y es un engaño. Porque cuidar es resistir, es dar la mano, es defender. Es decirle al otro: "Aquí estoy".

Es difícil cuidar, porque exige cambiar la mirada.
Si la mirada es opresora o paternalista, indiferente o proselitista, mi cuidado es engañoso.
Necesitamos la mirada del Buen Samaritano que se hizo cargo del herido y con cariño, le vendó sus heridas. Más aún hoy. En esta sociedad de la eficiencia neoliberal, donde lo pequeño y lo inútil no cuenta, donde lo frágil muere y desaparece. Tal vez, sea, este el desafío de hoy; ser comunicadores de ternura, cuidar la vida, rescatar la dignidad de los pequeños. Entonces podremos decirles con nuestra vida a tanta ideología decadente inspirada en el asesinato de Abel, el cuidador de ovejas:

"Sí, Caín, vos sabés dónde está tu hermano.
Vos tenés que ser su cuidador!".

Fernando Montes

(Revista "El Patio" - año XII- Nro. 109, Junín Los Andes)

sábado, 28 de marzo de 2009

La Libertad

“La libertad, Sancho,

es uno de los más preciados dones

que a los hombres dieron los cielos;

con ella no pueden igualarse los tesoros

que encierran la tierra ni el mar encubre;

por la libertad, así como por la honra,

se puede y se debe aventurar la vida,

y por el contrario, el cautiverio

es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

Miguel de Cervantes Saavedra
El Ingenioso Hidalgo
Don Quijote de la Mancha

viernes, 27 de marzo de 2009

AYUNA Y LLÉNATE

  • El ayuno tiene como objetivo vaciar nuestro corazón para llenarlo de algo más valioso.
Ayuna de juzgar a otros; llénate de compasión y comprensión.
Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento; llénate de alegría y gratitud.
Ayuna de enojos; llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza.
Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por las maravillas de la vida.
Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de una oración que no cesa.
Ayuna de resentimiento; llénate de perdón.
Ayuna de verte sólo a ti mismo, llénate de las miradas de los demás.
Ayuna de tiempo para ti, llénate de tiempo para los demás.
Ayuna de desaliento; llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de las verdades trascendentes.
Ayuna de horas perdidas, llénate de tiempo de crecimiento.
Ayuna de todo lo que te separe de Dios; llénate de todo lo que a Él te acerque.

jueves, 26 de marzo de 2009

Iglesia y sociedad...

Distancias y encuentros

por Oscar Campana, Director de la revista Vida Pastoral

“Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema (el caso Williamson). De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias.”
Benedicto XVI, Ciudad del Vaticano, 12 de marzo de 2009

“Las hoy indispensables tres WWW (World Wide Web), que nacieron con vocación universal y acabaron revolucionando la forma de comunicarnos, han cumplido 20 años , y el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), lo conmemoró con la satisfacción de haber sido ‘el vientre’ donde fueron gestadas. Tim Berners-Lee , nacido en Londres, Inglaterra y físico del CERN, ideó en 1989 las mundialmente conocidas tres WWW, que más o menos significan Amplia Telaraña Mundial.”
EFE, Ginebra, 13 de marzo de 2009

Los cambios en las relaciones sociales
y sus consecuencias pastorales

Ya en 1961, en la carta encíclica Mater et Magistra Juan XXIII consideraba como “una de las notas más características de nuestra época (...) el incremento de las relaciones sociales, o sea la progresiva multiplicación de las relaciones de convivencia, con la formación consiguiente de muchas formas de vida y de actividad asociada (...) Entre los numerosos factores que han contribuido actualmente a la existencia de este hecho deben enumerarse el progreso científico y técnico, el aumento de la productividad económica y el auge del nivel de vida del ciudadano. Gracias a los incesantes avances de los modernos medios de comunicación —prensa, cine, radio, televisión—, el hombre de hoy puede, en todas partes, a pesar de las distancias, estar casi presente en cualquier acontecimiento.” (Juan XXIII, Carta encíclica Mater et Magistra, 59.61).

Nuevos desarrollos científicos y técnicos traen, ineludiblemente, nuevas formas de relaciones entre los hombres y mujeres de nuestro mundo. Es la historia misma de la humanidad. El cambio cuantitativo y cualitativo de esas formas genera tiempos y espacios donde los códigos comunicacionales conocidos ingresan en una zona de vacancia y las nuevas formas de vinculación avanzan, a veces avasalladoramente, más de prisa de lo que los sujetos –y las instituciones– pueden procesarlas. Por eso es que ese mismo desarrollo podría dejar lugar a “un deslizamiento más acentuado hacia un nuevo positivismo: la técnica universalizada como forma dominante del dinamismo humano, como modo invasor de existir, como lenguaje mismo, sin que la cuestión de su sentido se plantee realmente.” (Paulo VI, Carta apostólica Octogesima adveniens, 29). Ese es el riesgo a correr, con toda la angustia personal y colectiva que conllevan las épocas de transición.

La traducción pastoral de estas ideas debiera apuntar a mirar el aggiornamento del cual hablaba Juan XXIII al convocar el Concilio Vaticano II no como la mera adopción externa y hasta superficial de algún ropaje “moderno” sino, ante todo, como el reconocimiento de aquellos códigos adquiridos que se tornan hoy irrelevantes a la hora de la comunicación. Porque la acción pastoral, es decir, la Iglesia en acto de evangelización, no es otra cosa que un proceso de comunicación a todos los hombres de la fe de la que las iglesias son depositarias y testigos, expresión de aquella comunicación primera acontecida en la revelación y que tuvo su cumbre en la encarnación del mismo Hijo de Dios.

Cuando Pablo en sus escritos nos habla de justificación, gracia y libertad, no se ha olvidado del Reino de Dios predicado por Jesús de Nazaret, sino que ha hecho un trabajo de interpretación a la luz de una nueva realidad y un nuevo sujeto a evangelizar y adaptando su lenguaje a otros códigos de comunicación. Lo mismo cabe decir de los escritos joánicos que aparentan olvidarse de aquel Reino para hablarnos de vida, amor y verdad.

La historia de la evangelización no es otra cosa que el permanente aggiornamento a los nuevos códigos, conceptos y caminos comunicacionales de la fe apostólica transmitida a lo largo del tiempo y del espacio. Si esa tarea se detuviera en un momento, privilegiando exclusivamente una de las múltiples cristalizaciones simbólicas de aquella fe, las consecuencias para la comunidad cristiana y su mandato evangelizador serían obviamente negativas.

Areópagos

En la Carta encíclica Redemptoris missio, Juan Pablo II llamaba la atención acerca de lo que él denominaba “areópagos modernos”: “el mundo de la comunicación, (...), el compromiso por la paz, el desarrollo y la liberación de los pueblos; los derechos del hombre y de los pueblos, sobre todo los de las minorías; la promoción de la mujer y del niño; la salvaguardia de la creación, (...) el vastísimo areópago de la cultura, de la investigación científica, de las relaciones internacionales ...” (Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, 37c).

La expresión “areópago” hace referencia a la predicación de Pablo en Atenas, relatada por Lucas en el libro de los Hechos 17, 22-31. Como nos dice Juan Pablo II, “el areópago representaba entonces el centro de la cultura del docto pueblo ateniense, y hoy puede ser tomado como símbolo de los nuevos ambientes donde debe proclamarse el Evangelio” (Juan Pablo II, Carta Encíclica Redemptoris missio, 37).

A veces creo que se ha banalizado un poco esta expresión, quizás olvidando que aquel pasaje del libro de los Hechos de los apóstoles no se tradujo en un “éxito” evangelizador: “Al oír las palabras ‘resurrección de los muertos’, unos se burlaban y otros decían: ‘otro día te oiremos hablar sobre esto’. Así fue como Pablo se alejó de ellos. Sin embargo, algunos lo siguieron y abrazaron la fe” (Hechos 17, 32-34). Olvidando, por lo tanto, las dificultades propias que cada areópago plantea.

Proclamar la Palabra en los nuevos areópagos exigirá tanto la adaptación a los sujetos, los contextos y los lenguajes como el recuerdo permanente del escándalo y la locura de la cruz (ver 1 Corintios 1,18-25). Así lo hizo la Iglesia en ese largo camino que va de las palabras de Pablo en Atenas a las definiciones doctrinales de los grandes concilios de la antigüedad, expresión profunda del diálogo establecido con la cultura helénica a lo largo de los primeros siglos.

Así debe hacerlo la Iglesia hoy, corriendo los riesgos del caso, latiendo lo más posible con la búsqueda de sentido de los hombres y mujeres de este tiempo, transitando sus caminos, aventurándose en sus lenguajes y confiando en la acción del Espíritu que la precede y la desborda por todas partes.

miércoles, 25 de marzo de 2009

El contrabandista del Paraíso

San Dimas

P. Alejandro Pronzatto

Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos. El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!». También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!». Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». Él le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso». (Lc. 23, 33-43)

He deshojado el calendario. El ciclo litúrgico, totalmente lleno de santos, no reserva para él ni un solo rincón.
Hay un sitio y se celebra una fiesta para todos aquellos que estaban aquel día sobre el calvario. Para la Virgen, naturalmente. Para san Juan. Para María Magdalena, aunque tenga todavía algún incidente con los exégetas.
Hay un sitio incluso para los ausentes. Para el primer Papa, metido quién sabe dónde para llorar su propia negativa. Para todos los demás apóstoles, ocultos como ratones en el agujero de su miedo.
Para él, para el buen ladrón, el primer santo cristiano, San Dimas, le dicen, no hay ningún sitio en el calendario.
Los evangelistas se han olvidado incluso de hacernos su presentación.
Su fiesta debe celebrarse el viernes santo. Comprendo que ese día es un día especial, pero pongámoslo.
Probablemente se ha querido evitar complicaciones a ciertos panegiristas. ¿Como se las habrían arreglado con ese santo tan poco edificante? ¿Habrían aceptado los buenos parroquianos como modelo a un tipo tan poco recomendable, que entró a formar parte del número de los nuestros sólo en los últimos cinco minutos de su existencia borrascosa, y además, no hemos de olvidarlo, a través de la puerta de servicio que dejó abierta Cristo en un momento, dadas las circunstancias, de comprensible debilidad?
En una palabra. Un personaje incómodo, no muy recomendable, ni siquiera después de la muerte. Por tanto, ¡nada de fiestas para él!
Entendámonos. No es que él tenga que sufrir por esta falta de delicadeza de los liturgias. Pero la verdad es que es el único santo canonizado directamente por Cristo: "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso".
Esto le basta. Y le sobra.
Caso curioso. Durante toda su existencia, limitándonos, al menos, a lo que nos refieren los evangelistas, Jesús no tuvo nunca la ocasión de cruzarse con bandidos.
Ahora, en unas pocas horas, tiene que vérselas nada menos que con tres. Primero Barrabás, el bandido que ocupó su sitio en la libertad. Y en la cruz con dos malhechores de derecho común.
Siempre ha sido llamado, con cierto indulgente cariño, "el buen ladrón". O bien, "el contrabandista del paraíso".
Pero él no ha robado nada. Si Jesús le aseguró un puesto en el paraíso, quiere decir que había sido hecho "para" el paraíso.
Su nacimiento, toda su vida, sus fechorías, convergían hacia aquel punto: ser el compañero de Dios en el momento del suplicio.
Su existencia desastrada se resuelve, en pocos minutos, en el calvario. Una vida entera que "se juega" en un puñado de segundos. ¿Demasiado cómodo? Pero "el buen ladrón" supo llenar aquel poquísimo tiempo de cosas enormes, Y Dios cuenta la fidelidad por otro calendario que no concuerda con el nuestro. Por otra parte, ¿cuántos días de nuestra vida "vivimos" de verdad?
Cristo recibió en la cruz una estupenda adoración, no por parte del primer Papa, ni de los primeros obispos, sino de un bandido encallecido en el mal.
"Jesús, acuérdate de mí cuando vayas a tu reino". Nunca atenderemos bastante a la dignidad y grandeza de este acto de fe. El ladrón lo realiza en el momento de la abominación, de la derrota, del hundimiento de la gloria temporal, entre las burlas de los "notables" que lo rodean.
"El buen ladrón" proclama la realeza de Jesús en el momento menos triunfal. Y su profesión de fe, en aquellas circunstancias, asume un tono profético. Sí. Este bandido se coloca en la línea de los profetas.
Ha hecho y dicho lo esencial. Ha confesado sus culpas, reconociendo que el suplicio, en su caso, era merecido; ha proclamado a Jesús inocente; ha obligado a callar al compañero atrevido; reconoce a Jesús como rey, no en el entusiasmo popular de los milagros, sino en el momento de la humillación y el abandono; declara que cree en un reino que trasciende este mundo; y reconoce, prácticamente, que la muerte representa la puerta de entrada en ese reino.
El compartir el mismo suplicio de Cristo le hace tan lúcido que intuye y proclama unas verdades fundamentales.
Así recibe el doble bautismo: el de sangre y el de deseo.
Y merece acompañar a Cristo en su entrada en el paraíso.

Precisamente él. El que estaba fuera de la ley. El excluso, hasta del calendario litúrgico.
Un día una madre, con cierta dosis de ingenuidad, le formuló a Cristo esta extraña petición: Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu reino.
La pobre mujer no sabía que era una cosa imposible.
El puesto de la derecha estaba ya reservado... para un bandido.

El aborto es un asesinato

Días atrás, nuevamente he sentido mucha tristeza e indignación al oír en los informativos la siempre vigente polémica en torno a la despenalización del aborto. Tristeza, por las cuatro vidas únicas y valiosas que se perdieron; e indignación cuando escucho reclamar la libertad de las mujeres de elegir. ¿Elegir qué? ¿Matar o no matar? Aclaro que no juzgo a quienes defiendan esta práctica porque no corresponde a mí ni a nadie hacerlo, sino que deseo con todo mi ser que lo que voy a contar sirva para hacer reflexionar a alguien, lo cual me haría sentir satisfecha.
Me tocó estar involucrada en dos hechos maravillosos sin quererlo y esto, sumado a la información científica que siempre busco para ser lo más objetiva posible en mis opiniones, formaron mi convicción de que el aborto es, sin lugar a dudas, un asesinato. Soy hija de padres que, debido a que su amor no era aceptado por ser de distintas clases sociales, consideraron abortarme por miedo a sus progenitores, lo cual no llevaron a cabo; y esta decisión permitió que yo pueda disfrutar la vida que saboreo día a día. Y me pregunto: ¿acaso no es la misma persona la que estaba en el vientre de mi madre que la que escribe esta carta? Obviamente, con diferencia de tamaño y edades. La segunda experiencia fue cuando, cursando el segundo mes de embarazo, contraje rubeola y el médico recomendó abortar debido a lo que produce esta enfermedad en el feto (llamado Gabriel desde los primeros síntomas de que estaba ahí). Sabiendo que Dios es poderoso tanto para impedir las secuelas de la rubeola como para darnos fuerzas para criar un ser enfermo, decidimos con mi esposo seguir adelante. Hoy, luego de 24 años, todavía "tiemblo por dentro" al mirar a mi hijo y pensar que a éste que abrazo con intensidad, es el mismo que, por hacer un bien, aconsejaron matar. El que fuera incapaz de defenderse no significa que no tenía derecho a vivir. Conclusión: si mis padres se hubieran deshecho de mí hoy no existirían dos familias.

Alicia Pereiro de Pagura
DNI 11.588.874


Diario La Capital, 15/02/09

martes, 24 de marzo de 2009

GRAVIDA: Gracias por la Vida

Centro de Asistencia
a la Vida Naciente
Un corazón que se ofrece para servir a la vida y la maternidad.
En la ayuda y acompañamiento de la embarazada y mamá en riesgo. Para cuidar la vida del bebé antes y despues de nacer.
En la prevención de aborto


Rosario
TEL. (0341) 156455755
gravidarosario@ciudad.com.ar
gravidarosario@gmail.com

«En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.» (Mt. 25, 40)

Taller de Informática

Los detenidos en la Unidad Nº 11 de Piñero han realizado un proyecto de Taller de Informática, el mismo es autónomo y autogestionado y tiene como fin aprender esta herramienta tan necesaria en nuestros días y al mismo tiempo crear un espacio de comunicación, donde poder descubrir y potenciar sus capacidades.

Propuestas similares se están desarrollando desde hace tiempo en la Unidad Nº1 de Coronda y la Unidad Nº3 de Rosario. Desde la Pastoral Penitenciaria hemos animado esta iniciativa y queremos seguir apoyandola con los recursos necesarios para que pueda concretarse.

En este momento se necesitan equipos de computación y personas que de manera voluntaria pueda reparar y poner en condiciones las computadoras. Cualquier donación o inquietud pueden comunicarse a nuestro mail pastoralpenitenciaria@hotmail.com o al teléfono 0341-155312408.

"Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". (Mt. 25, 40)

lunes, 23 de marzo de 2009

Jornada de la Juventud


"Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo" es el lema de la Jornada de la Juventud de Rosario que se realizará el sábado 4 de abril, víspera del Domingo de Ramos, y que se une espiritualmente a la que realiza el Santo Padre Benedicto XVI en Roma.

La Comisión Arquidiocesana de Pastoral de los Jóvenes convocó a todos los jóvenes de la arquidiócesis a reunirse por la tarde en la parroquia del Santísimo Sacramento (Boulevard Oroño y Saavedra).

La Jornada comenzará con una reunión general y reflexiones de la Palabra de Dios por grupos; se dedicará un tiempo para el sacramento de la Reconciliación y, a las 21, se celebrará la misa que presidirá el arzobispo, monseñor José Luis Mollaghan.

Los organizadores adelantaron que el prelado se referirá al tema central de la Jornada: "¿Dónde encontrar y cómo mantener viva en el corazón la llama de la esperanza?".

“Toda la Jornada, a la luz del mensaje del Santo Padre, tendrá su eje en la necesidad de esperanza, pero no de cualquier esperanza, sino de una esperanza firme y creíble. La juventud, en sí misma, es tiempo de esperanzas, porque mira hacia el futuro con variadas y diversas expectativas. Cuando somos jóvenes nos alimentamos de ideales, sueños y proyectos; la juventud es el tiempo en el que maduran las opciones decisivas para toda la vida. Por esto probablemente es la etapa en la que surgen con fuerza las preguntas decisivas. Preguntas que son apremiantes cuando tenemos que afrontar obstáculos que a veces parecen insuperables”, expresaron desde el arzobispado.

Después de la Eucaristía los jóvenes compartirán la cena y la reunión proseguirá hasta media noche.

Ese día se realizará una campaña solidaria en favor de los más necesitados, por lo que se le pidió a los participantes que colaboren con un alimento no perecedero.

Más información: (0341)4251298 y arzobros@uolsinectis.com.ar.+

sábado, 21 de marzo de 2009

Día del Niño por nacer

25 de Marzo

Es una iniciativa instituida por el ex Presidente de Argentina, Carlos Saúl Menem. El ex mandatario estableció en el decreto número 1406/98 del 7 de diciembre de 1998, el 25 de marzo como Día del Niño por Nacer. La fecha fue escogida por ser el día en que los católicos -que constituyen más del 90 por ciento de la población- celebran la Fiesta de la Anunciación, cuando Jesucristo fue concebido en el seno de María.
La primera celebración oficial del Día del Niño por Nacer en Argentina, se produjo el 25 de marzo de 1999. El acto central se realizó en el Teatro Coliseo de Buenos Aires y congregó a representantes de la Iglesia Católica en el país e invitados especiales como el Cardenal Bernard Law, Arzobispo de Boston, Estados Unidos; Mons. Francisco Gil Hellín, Secretario del Pontificio Consejo para la Familia del Vaticano; y Mons. Renato Martino, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas. También estuvieron presentes representantes de las iglesias ortodoxas y cristianas, así como líderes judíos y musulmanes.
Poco antes de la fiesta, el entonces Presidente Menem escribió una carta a todos los presidentes de los países de América Latina, así como a los de España, Portugal y Filipinas, pidiéndoles seguir la iniciativa de declarar el 25 de marzo como Día del Niño por Nacer.
El Papa Juan Pablo II, por su parte, envió una carta al Presidente Menem en la que hizo votos "para que la celebración del 'Día del niño por nacer' favorezca una opción positiva en favor de la vida y del desarrollo de una cultura orientada en este sentido, que asegure la promoción de la dignidad humana en todas las situaciones".
Actividades

Sabado 21/03 "VI Marcha Día del Niño por Nacer"

10,30 hs.- Desde Pza. 25 de Mayo hasta Pza. Pringles
Organiza: ONG Porvenir. Colabora: Red Provida de Rosario
Colaborá con leche en polvo o pañales.

Martes 24/03
Charla: "El Niño por Nacer"
20.30 hs. Ntra. Sra. del Carmen (Pellegrini 1561)
Disertante: Dra. Verónica Baró Graf

Miércoles 25/03
Misa por los niños por nacer
20 hs. - Capilla Niño Dios (España 972)
Organiza: Grávida y Pastoral Universitaria
Habrá bendición de embarazadas.

Charla: "Algunos aspectos a considerar en la defensa de la Vida Humana"
21 hs. Capilla Niño Dios (España 972)
Disertantes: Padre Dante Aguero MIC y Abogado Pablo Yurman.
Organiza: Pastoral Universitaria Rosario
ONG s ProVida realizarán diferentes
campañas de concientización acerca del Valor de la vida.
Durante la tarde - en el centro de la ciudad

Sábado 28/03 Cierre de la Semana Por la Vida, de 16 a 21 hs.
en Bs As, la Argentina celebrará unida!!!

El Foro de la Vida y la Familia convoca por primera vez a nivel nacional a comprometerse activamente en la promoción y participación de los distintos eventos que se realizarán durante "La Semana de la Vida", con el objetivo de concientizar en Favor de la Dignidad de la Vida Humana desde la concepción hasta su muerte natural, la Familia como lugar para el desarrollo pleno de la persona.

Coordina en Rosario: Dar Vida ONG ProVida
Info: www.darvidarosario.blogspot.com / darvidarosario@gmail.com

martes, 17 de marzo de 2009

Carta Pastoral de Cuaresma 2009‏

Jesús orando y ayunando
se preparó a su misión
Queridos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos

Al comenzar este tiempo de Cuaresma, tiempo de preparación espiritual para vivir más de cerca el misterio pascual, y renovar nuestra vida cristiana, deseo invitarlos ante todo a meditar y seguir las palabras del Santo Padre Benedicto XVI en su Mensaje de Cuaresma de este año.

I. El Mensaje de Cuaresma del Santo Padre Benedicto XVI

Entre las prácticas cuaresmales, el Santo Padre se detiene este año a reflexionar sobre el ayuno.

El tema del ayuno lo lleva a recordar el libro del Génesis, cuando el Señor le impone al hombre abstenerse de comer del fruto prohibido (Gen.2, 16 -17), y a tener presente el comentario de San Basilio "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán". Por lo tanto, concluye: "El ‘no debes comer’ es, pues, la ley del ayuno y de la
abstinencia"
(cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 98).

El Evangelio de San Mateo, nos manifiesta que "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mt 4,1-2). Allí mismo, es Jesús quien nos enseña que al terminar los cuarenta días pasados en el desierto, debió decirle a Satanás: "no solo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"
(ibídem, 4,4).

También este pasaje del Evangelio nos invita a contemplar cómo “Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador” (Benedicto XVI, Mensaje, 2009).

Asimismo, el ayuno nos ayuda a acrecentar la caridad. "Si uno vive en la abundancia, y viendo a su hermano que está necesitado, le cierra el corazón, y no se compadece de él ¿cómo puede permanecer en el amor de Dios?" (3,17). Privarnos de comer, nos permite descubrir el padecimiento de quiénes no tienen lo necesario para subsistir; y nos impulsa a compartir con ellos el fruto de nuestras privaciones.

La actitud del Buen samaritano del Evangelio, que se prodiga a su prójimo, sabiendo que prójimo es cualquiera que tenga necesidad de mi, y yo pueda ayudar (Dios es caridad, nº 15), nos invita a asemejarnos a él y a imitar su insondable amor.

II. Cuaresma y Orientaciones Diocesanas

De este modo, el ayuno de esta Cuaresma, unido a la oración, y a la limosna, van a acrecentar nuestra disponibilidad a las Orientaciones Pastorales Arquidiocesanas, que como un plan pastoral a la luz de “Navega Mar Adentro” y de las enseñanzas de la Vª Conferencia Episcopal de Aparecida, afianzan la vida pastoral de la Arquidiócesis desde el año próximo pasado.

No solo de pan vive el hombre

La primera de las Orientaciones Arquidiocesanas precisamente nos impulsa al conocimiento de la Palabra de Dios, a fin de que se revalorice la importancia fundamental de la Palabra de Dios, tanto personalmente como en cada decanato, parroquia, y comunidad de vida consagrada; en los movimientos y asociaciones, así como en las escuelas e instituciones de nuestra familia diocesana (cfr. Orientaciones Pastorales I, 1 -11).

Motivados por el espíritu cuaresmal y el ayuno, sabemos que para escuchar la Palabra de Dios, necesitamos momentos de silencio en el interior de nuestro corazón, y también donde ésta se lea y proclame, particularmente en nuestras iglesias y capillas, y nos ayude a escuchar la voz de Dios y al recogimiento (cfr. ibídem, nº 3).

Asimismo, la lectura orante de la Palabra de Dios, que es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino (cf. Salmo 118/119,105), nos ayudará a rezar y a crecer en la oración, y así podamos responder a su voz. Si la promovemos en forma habitual, traerá durante esta Cuaresma una profunda renovación en nuestra vida cristiana y en nuestra vocación de discípulos (cfr. ibidem, nº 4).

Esta lectura orante, nos conducirá al encuentro con Jesús - Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús - Mesías, a la comunión con Jesús - Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús - Señor del Universo” (D. Aparecida, nº 249); que podemos recibir cada día en la Eucaristía, y sobre todo el domingo, día del Señor y centro de la vida cristiana.

Jesús orando y ayunando se preparó a su misión

En este tiempo en que experimentamos el llamado a ser discípulos misioneros, año en que vamos a comenzar conforme a las Orientaciones Pastorales la misión arquidiocesana, también el ayuno y la oración son un camino penitencial muy rico para dar una mejor respuesta de nuestra parte.

Jesús nos invita a todos a participar de su misión. ¡Que nadie se quede de brazos cruzados! Ser misionero es anunciar a Jesucristo, particularmente en todos los lugares donde el Evangelio no ha sido anunciado o acogido, en especial en los ambientes más difíciles y olvidados (cfr. Aparecida, nº 4).

Al seguir estas iniciativas pastorales, estamos asumiendo que somos discípulos misioneros, de tal manera que, con la ayuda de la gracia, podamos llevar adelante un camino que durante el año 2009 centre su atención en la misión parroquial y arquidiocesana (cfr. Orientaciones Pastorales).

Dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se ha recogido

Esta invitación tomada de la Didascalia, fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 25-27), y vuelve a ser propuesta por el Santo Padre en el Mensaje de este año: "Dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,18; Mensaje Cuaresma 2009).

A lo largo de las Orientaciones, siempre está presente en forma transversal, el llamado a vivir el amor como el centro de nuestra vida cristiana y de discípulos.
Sobre todo se pidió que durante este año continuáramos dedicando un tiempo a reflexionar sobre la obra de Cáritas, en nuestras parroquias y decanatos, así como a nivel arquidiocesano; con el compromiso que nos impulse a hacer efectivos sus proyectos, sobre todo en el ámbito de la espiritualidad, de la formación y capacitación, en el crecimiento de un voluntariado genuino y creativo; en la búsqueda de recursos que provengan de la comunidad eclesial, como una respuesta de verdadera caridad y solidaridad.
III. Vía Crucis
Ruego que en las comunidades parroquiales, en cada familia, así como personalmente, podamos estar disponibles para dar este año, con la ayuda de Dios, nueva vida al espíritu de la Cuaresma, que se manifiesta en el seguimiento de Cristo en la cruz, especialmente a través del ayuno, la limosna y la oración; así como del sacramento de la Reconciliación y del perdón.

Nos va a ayudar a revivir este espíritu, como una devoción expresiva de la Cuaresma, el seguir con piedad el camino de la cruz; por lo que invito a rezar cada viernes de este tiempo el Vía Crucis, en las Parroquias y Capillas de la Arquidiócesis, particularmente y en comunidad, y a recorrer sus catorce estaciones.

Por este motivo, deseo que tanto en la Iglesia Catedral, como en la Curia arquidiocesana, junto con los colaboradores y su personal, podamos también hacer el Vía Crucis todos los viernes durante este tiempo cuaresmal.

La Santísima Virgen del Rosario, nos ayude en el año Jubilar arquidiocesano, a vivir la Cuaresma, para celebrar gozosamente la Pascua de Jesús Resucitado.

Los saludo con afecto en el Señor.

Rosario, 23 de febrero de 2009

+José Luis Mollaghan
Arzobispo de Rosario

sábado, 14 de marzo de 2009

MATAR ES MATAR

NO a la pena de muerte en todos los casos sin excepción
La pena capital es la negación más extrema de los derechos humanos. Consiste en el homicidio premeditado a sangre fría de un ser humano a manos del Estado y en nombre de la justicia. Viola el derecho a la vida que proclama la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es el castigo más cruel, inhumano y degradante.
Nunca puede haber justificación para la tortura ni para el trato cruel. Al igual que la tortura, una ejecución constituye una forma extrema de agresión física y mental a una persona. Si la mayoría de la gente se indigna cuando oye relatar casos de individuos a quienes se les han aplicado 100 voltios de electricidad en zonas sensibles del cuerpo para torturarlos, ¿no debería sentir aún más indignación por la aplicación de 2.000 voltios a una persona para matarla deliberadamente? El dolor físico que provoca la acción de matar a un ser humano no puede ser cuantificado, ni tampoco el sufrimiento mental de saber de antemano que se va a morir a manos del Estado.
La pena de muerte es discriminatoria y a menudo se utiliza de forma desproporcionada contra los económicamente desfavorecidos, las minorías y los miembros de comunidades raciales, étnicas y religiosas. Se impone y se ejecuta arbitrariamente.
La pena capital legitima un acto de violencia llevado a cabo por el Estado, y es inevitable que se cobre víctimas inocentes. Mientras la justicia humana siga siendo falible, no se podrá eliminar el riesgo de ejecutar a un inocente. Amnistía Internacional continúa pidiendo incondicionalmente la abolición de la pena de muerte en todo el mundo.

lunes, 9 de marzo de 2009

Mujeres prisioneras

Santa Juana de Arco
Virgen y Mártir

Patrona de cautivos; mártires; oponentes de las autoridades de la Iglesia; gente ridiculizada por su piedad; prisioneros; soldados; mujeres voluntarias

Juana de Arco (6 de enero de 141230 de mayo de 1431), también conocida como la Doncella de Orléans, fue una heroína y santa francesa. Su festividad se celebra el día del aniversario de su muerte, como es tradición en la Iglesia Católica, el 30 de mayo.
Nacida en Domrémy, pequeño poblado situado en el departamento de los Vosgos en la región de la Lorena, Francia, ya con 17 años encabezó el ejército real francés. Convenció al rey Carlos VII de que expulsaría a los ingleses de Francia y éste le dio autoridad sobre su ejército en el Sitio de Orleans, la batalla de Patay y otros enfrentamientos en 1429 y 1430. Estas campañas revitalizaron la facción de Carlos VII durante la Guerra de los Cien Años y permitieron la coronación del monarca. Como recompensa, el rey eximió al pueblo natal de Juana de Domrémy del impuesto anual a la corona. Esta ley se mantuvo en vigor hasta hace aproximadamente cien años. Posteriormente fue capturada por los borgoñones y entregada a los ingleses. Los clérigos la condenaron por herejía y el duque Juan de Bedford la quemó viva en Ruán. La mayoría de los datos sobre su vida se basan en las actas de aquel proceso pero, en cierta forma, están desprovistos de crédito pues, según diversos testigos presenciales del juicio, fueron sometidos a multitud de correcciones por orden del obispo Cauchon, así como a la introducción de datos falsos. Entre estos testigos estaba el escribano oficial, designado sólo por Cauchon, quien afirma que en ocasiones había secretarios escondidos detrás de las cortinas de la sala esperando instrucciones para borrar o agregar datos a las actas.
Veinticinco años después de su condena, el Rey Carlos VII instigó a la Iglesia a que revisaran aquel juicio inquisitorial, dictaminando el Papa Nicolás V la inconveniencia de su reapertura en aquellos momentos, debido a los recientes éxitos militares de Francia sobre Inglaterra y a la posibilidad de que los ingleses lo tomaran, en aquellos delicados momentos, como una afrenta por parte de Roma. No obstante la familia de Juana también reunió las pruebas necesarias para la revisión del juicio y se las envió al Papa, pero éste se negó definitivamente a reabrir el proceso. A la muerte de Nicolás V, fue elegido papa el español Calixto III (Alfonso de Borja) el 8 de abril de 1456 y es él quien dispuso que se reabriera el proceso. La inocencia de Juana Domrémy fue reconocida ese mismo año en un proceso donde hubo numerosos testimonios y se declaró herejes a los jueces que la habían condenado. Finalmente, ya en el siglo XX, en 1909 fue beatificada y posteriormente declarada santa en 1920 por el Papa Benedicto XV. Ese mismo año fue declarada como la santa patrona de Francia.
Su fama se extendió inmediatamente después de su muerte: fue venerada por la Liga Católica en el siglo XVI y adoptada como símbolo cultural por los círculos patrióticos franceses desde el siglo XIX. Fue igualmente una inspiración para las fuerzas aliadas durante la Primera y la Segunda guerra mundial.
Popularmente, Juana de Arco es contemplada por muchas personas como una mujer notable: valiente, vigorosa y con una gran fe. Hoy en día es objeto de especial interés en la República de Irlanda, Canadá, Reino Unido y los Estados Unidos. En el movimiento del escultismo es la santa patrona de las guías (rama femenina).

Dios sea bendito por las mujeres santas que le ha dado y le dará siempre a nuestra santa Iglesia Católica

Santa Clotilde
Reina y viuda
Año 545 - 22 de Diciembre


Clotilde quiere decir: «la que lucha victoriosamente» (tild: luchar. Clot: victoria).
Esta santa reina tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al catolicismo del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo.
La vida de nuestra santa la escribió San Gregorio de Tours, hacia el año 550.
Era hija del rey de Borgoña, Chilberico, que fue asesinado por un usurpador el cual encerró a Clotilde en un castillo. Allí se dedicó a largas horas de oración y a repartir entre los pobres todas las ayudas que lograba conseguir. La gente la estimaba por su bondad y generosidad.
Clodoveo el rey de los francos supo que Clotilde estaba prisionera en el castillo y envió a uno de sus secretarios para que disfrazado de mendigo hiciera fila con los que iban a pedir limosnas, y le propusiera a Clotilde que aceptara el matrimonio secreto entre ella y Clodoveo. Aunque este rey no era católico, ella aceptó, con el fin de poderlo convertir al catolicismo, y recibió la argolla de matrimonio que le enviaba Clodoveo, y ella por su parte le envió su propia argolla. Entonces el rey Clodoveo anunció al usurpador que él había contraído matrimonio con Clotilde y que debía dejarla llevar a Francia. El otro tuvo que aceptar. Las fiestas de la celebración solemne del matrimonio entre Clodoveo y Clotilde fueron muy brillantes. Un año después nació su primer hijo y Clotilde obtuvo de su esposo que le permitiera bautizarlo en la religión católica. Pero poco después el niñito se murió y el rey creyó que ello se debía a que él no lo había dejado en su religión pagana, y se resistía a convertirse. Ella sin embargo seguía ganando la buena voluntad de su esposo con su amabilidad y su exquisita bondad, y rezando sin cesar por su conversión.
Los alemanes atacaron a Clodoveo y este en la terrible batalla de Tolbiac, exclamó: «Dios de mi esposa Clotilde, si me concedes la victoria, te ofrezco que me convertiré a tu religión». Y de manera inesperada su ejército derrotó a los enemigos.Entonces Clodoveo se hizo instruir por el obispo San Remigio y en la Navidad del año 496 se hizo bautizar solemnemente con todos los jefes de su gobierno. Fue un día grande y glorioso para la Iglesia Católica y de enorme alegría para Clotilde que veía realizados sus sueños de tantos años. Desde entonces la nación francesa ha profesado la religión católica.
En el año 511 murió Clodoveo y durante 36 años estará viuda Clotilde luchando por tratar de que sus hijos se comporten de la mejor manera posible. Sin embargo la ambición del poder los llevó a hacerse la guerra unos contra otros y dos de ellos y varios nietos de la santa murieron a espada en aquellas guerras civiles por la sucesión.
San Gregorio de Tours dice que la reina Clotilde era admirada por todos a causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su vida y sus largas y fervorosas oraciones, y que la gente decía que más parecía una religiosa que una reina. Y después de la muerte de su esposo sí que en verdad ya vivió como una verdadera religiosa, pues desilusionada por tantas guerras entre los sucesores de su esposo, se retiró a Tours y allí pasó el resto de su vida dedicada a la oración y a las buenas obras, especialmente a socorrer a pobres y a consolar enfermos y afligidos.
Sus dos hijos Clotario y Chidelberto se declararon la guerra, y ya estaban los dos ejércitos listos para la batalla, cuando Clotilde se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Y pasó toda una noche en oración pidiendo por la reconciliación de los dos hermanos. Y sucedió que estalló entonces una tormenta tan espantosa que los dos ejércitos tuvieron que alejarse antes de recibir la orden de ataque. Los dos combatientes hicieron las paces y fueron a donde su santa madre a prometerle que se tratarían como buenos hermanos y no como enemigos. A los 30 días de este suceso, murió plácidamente la santa reina y sus dos hijos Clotario y Chidelberto llevaron su féretro hasta la tumba del rey Clodoveo. Así terminaba su estadía en la tierra la que consiguió de Dios que el jefe y fundador de una gran nación se pasara a la religión católica, con todos sus colaboradores.

Fuente: Ewtn.comwww.iglesia.org

martes, 3 de marzo de 2009

APARECIDA Documento Conclusivo

IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe

8.6.5 Detenidos en cárceles

427. Una realidad que golpea a todos los sectores de la po­blación, pero principalmente al más pobre, es la violencia, producto de las injusticias y otros males, que durante largos años se ha sembrado en las comunidades. Esto induce a una mayor criminalidad y, por ende, a que sean muchas las per­sonas que tienen que cumplir penas en recintos penitencia­rios inhumanos, caracterizados por el comercio de armas, drogas, hacinamiento, torturas, ausencia de programas de rehabilitación, crimen organizado que impide un proceso de reeducación y de inserción en la vida productiva de la socie­dad. Hoy por hoy, las cárceles son, con frecuencia, lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir.

428. Es necesario que los Estados se planteen con seriedad y verdad la situación del sistema de justicia y la realidad carcelaria. Se necesita una mayor agilidad en los procedimien­tos judiciales, una atención personalizada del personal civil y militar que, en condiciones muy difíciles, labora en los recintos penitenciarios, y el reforzamiento de la formación éti­ca y de los valores correspondientes.

429. La Iglesia agradece a los capellanes y voluntarios que, con gran entrega pastoral, trabajan en los recintos carcelarios. Con todo, se debe fortalecer la pastoral penitenciaria, donde se incluyan la labor evangelizadora y de promoción humana por parte de los capellanes y del voluntariado carcelario. Prio­ridad tienen los equipos o Vicarías de Derechos Humanos que garanticen el debido proceso a los privados de libertad yuna atención muy cercana a la familia de los mismos.

430. Se recomienda a las Conferencias Episcopales y Diócesis fomentar las comisiones de pastoral penitenciaria, que sensibilicen a la sociedad sobre la grave problemática carcelaria, estimulen procesos de reconciliación dentro del recinto penitenciario e incidan en las políticas locales y nacionales, en lo referen­te a la seguridad ciudadana y la problemática penitenciaria.

domingo, 1 de marzo de 2009

Declaración de Santo Domingo sobre la misión en las cárceles

“Para Jesús ninguna vida es desechable”
SANTO DOMINGO, lunes, 1 diciembre 2008 (ZENIT.org)

"Para Jesús, ninguna vida es desechable", afirma una Declaración leída el 28 de noviembre en la catedral de Nuestra Señora de la Encarnación, Primada de América, en Santo Domingo, República Dominicana, con la que concluyó el VI Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Pastoral Penitenciaria.
En la Declaración, los delegados y representantes de los agentes de Pastoral Penitenciaria de los países de América Latina y del Caribe, convocados por el departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), reunidos del 24 al 28 de noviembre de 2008, afirman que están "llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan Vida".
Los firmantes de la Declaración asumen "el sueño de Dios como nuestra misión en el ámbito de las cárceles, esto es, en una realidad que golpea a todos los sectores de la población, pero especialmente a los más pobres, dado que la violencia es producto de la injusticia, y todos somos responsables del sistema de exclusión en el que viven nuestros pueblos".
"Tenemos el triste privilegio y paradójicamente la gracia de ser testigos de que la inmensa mayoría de las cárceles de nuestro continente son recintos inhumanos, caracterizados por el comercio de armas, drogas, hacinamientos, torturas, crimen organizado y ausencia de programas de humanización. (Cfr. Aparecida 427)".
Los agentes de pastoral en las cárceles latinoamericanas levantan su voz en los espacios sociales de sus pueblos, y "especialmente a favor de los excluidos de la sociedad, (Cfr. La Misión continental para una Iglesia Misionera)". Por eso, siguen "denunciando que el sistema carcelario es inhumano, violento y contrario al proyecto de Dios". Ante las estructuras de muerte, subrayan, "Jesús hace presente la Vida plena. (Cfr. Aparecida 112)!; como profetas, anuncian "el Evangelio de Jesús, el Salvador, que trae Vida Nueva para toda la humanidad (Cfr. Aparecida 102), porque para Él ninguna vida es desechable".
Y citan al Papa León Magno: "Jesús fue tan humano, tan humano, como solamente Dios puede ser humano". "Él asumió toda nuestra realidad, se encarnó, se hizo uno de nosotros, y desde allí nos liberó. Por eso queremos nuestra misión sea profundamente encarnada, asumiendo de lleno todas las realidades, también la de la cárcel".
"Como personas de fe, creemos en la presencia del Reino de Dios entre nosotros; que es posible una sociedad de hermanos con estructuras justas y solidarias; para ello la Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y la tibieza, al margen de los sufrimientos de los pobres del continente, (Cfr. Aparecida 362) y que se juegue con audacia y creatividad apostólicas, abandonando estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de la fe. (Cfr. Aparecida 365)".

"Queremos que el sueño de Dios sea nuestro sueño: que no existan cárceles; para ello hay que cambiar el modelo de sociedad imperante en nuestro continente. Vemos fundamental y urgente que los gobiernos de nuestros países prioricen en inviertan en una educación pública de calidad, especialmente para los sectores más pobres y marginados", declaran.
Ante un tan grande desafío, convocan a todos los actores de la sociedad Latinoamericana y del Caribe.
A partir de la reflexión y las experiencias compartidas en este encuentro, se comprometen "a no desistir, a vivir con alegría y valentía el mensaje de la Buena Noticia, a unir y multiplicar los esfuerzos por transformar la sociedad y por humanizar el sistema carcelario, a ser discípulos misioneros comprometidos, encarnados entusiastas y arriesgados, que testimonien el Evangelio de Cristo, incluso hasta dar la vida".
Junto a los obispos en Aparecida, piden al Espíritu Santo que les "libere de la fatiga, la desilusión y la acomodación al ambiente" y ruegan "un nuevo Pentecostés que nos renueve y nos impulse a la misión continental en la realidad carcelaria, de la mano de María Guadalupe, Patrona de América".

Orientaciones de Benedicto XVI para la pastoral en las cárceles

«Descubrir el rostro de Cristo en cada detenido»
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 11 septiembre 2007 (ZENIT.org).-
Discurso que dirigió Benedicto XVI el 6 de septiembre a los participantes en el XII Congreso Mundial de la Comisión Internacional de la Pastoral en las Cárceles.

Queridos amigos:Os doy la bienvenida con alegría al reuniros en Roma con motivo del XII Congreso Mundial de la Comisión Internacional de la Pastoral en las Cárceles. Le doy las gracias, presidente, Christian Kuhn, por las cordiales palabras que me ha expresado en nombre del Comité Ejecutivo de la Comisión. El tema de vuestro Congreso de este año: «Descubrir el rostro de Cristo en cada detenido» (Cf. Mateo 25, 36), describe a la perfección vuestro ministerio de intenso encuentro con el Señor. De hecho, en Cristo, «el amor a Dios y el amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios» («Deus caritas est», n. 15).Vuestro ministerio exige mucha paciencia y perseverancia. Con frecuencia experimentáis desilusiones y frustraciones. Reforzar los vínculos que os unen con vuestros obispos os permitirá encontrar ese apoyo y esa guía que tanto necesitáis para aumentar la conciencia de vuestra misión. De hecho, este ministerio, en el seno de la comunidad cristiana local, alentará a los demás a unirse a vosotros en el cumplimiento de obras corporales de misericordia, enriqueciendo la vida eclesial de la diócesis. Al mismo tiempo, esto contribuirá a llevar a quienes ofrecéis vuestro servicio hasta el corazón de la Iglesia universal, en particular, a través de la participación regular en los sacramentos de la Penitencia y de la santa Eucaristía (Cf. «Sacramentum caritatis» , n. 59). Los detenidos pueden fácilmente dejarse aplastar por sentimientos de aislamiento, de vergüenza y rechazo que corren el riesgo de hacer añicos sus esperanzas y sus aspiraciones para el futuro. En este contexto, los capellanes y sus colaboradores están llamados a ser heraldos de la compasión y del perdón infinitos de Dios. En colaboración con las autoridades civiles, tienen la tarea difícil de ayudar a los detenidos a redescubrir el sentido para sus vidas de manera que, con la gracia de Dios, puedan transformar su propia vida, reconciliarse con sus familias y amigos y, en la medida de los posible, asumir la responsabilidad y los deberes que les permitan llevar una vida honesta y recta en el seno de la sociedad. Las instituciones judiciales y penales desempeñan un papel fundamental a la hora de tutelar a los ciudadanos y el bien común (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2266). Al mismo tiempo, tienen que contribuir a recuperar las relaciones sociales destruidas por los actos criminales cometidos (Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 403). Por su misma naturaleza, por tanto, estas instituciones tienen que contribuir a la rehabilitación de quien ha cometido el crimen, facilitando el paso de la desesperación a la esperanza, de la irresponsabilidad a la responsabilidad. Cuando las condiciones en las cárceles obstaculizan el proceso de recuperación de la autoestima y la aceptación de los deberes relacionados con ella, estas instituciones dejan de cumplir uno de sus objetivos esenciales. Las autoridades públicas deben estar atentas en este ámbito, evitando todos los medios de castigo o corrección que socaven o degraden la dignidad humana del detenido. En este sentido, reitero que la prohibición de la tortura no puede ser infringida en ninguna circunstancia (Ibídem, n. 404). Confío en que vuestro Congreso os sirva para compartir vuestras experiencias del misterioso rostro de Cristo que resplandece en los rostros de los detenidos. Os aliento en vuestro esfuerzo por mostrar ese rostro al mundo, promoviendo un mayor respeto por la dignidad de los detenidos. Rezo por último para que vuestro Congreso os ofrezca también la oportunidad a vosotros mismos para apreciar nuevamente cómo, al satisfacer las necesidades de los detenidos, vuestros ojos se abren a las maravillas que Dios actúa por vosotros cada día (Cf. «Deus caritas est», n.18). Con estos sentimientos os transmito mis mejores deseos para vosotros y para todos los participantes en el Congreso e imparto de todo corazón mi bendición apostólica a vosotros y a vuestros seres queridos.


[Traducción del original inglés realizada por Zenit © Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]

Homilía de Mons. José Luis Mollaghan, Arzobispo de Rosario

en la Visita de Navidad a la Cárcel de Piñero
Lunes 25 de Diciembre de 2006


En la Navidad de Jesús se abre para nosotros un horizonte de esperanza, porque nace nuestro Salvador, y en Él recomienza nuestro andar de hijos de Dios.
Deseo saludarlos a cada uno de ustedes que están detenidos y a sus familias que hoy vienen a visitarlos con afecto fraterno. Me presento a ustedes como su Obispo y servidor, testigo del amor de Dios, que viene a nosotros en esta Navidad.
Doy gracias a todos los que han querido participar en el día de Navidad en la Misa y en la visita a la cárcel, especialmente a la Pastoral Carcelaria de nuestra Arquidiócesis, y a los voluntarios laicos. También saludo y agradezco a las autoridades de la Unidad penitenciaria de Piñero, en especial al Señor Director de esta cárcel.
Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo débil y pequeño. Entró sin hacerse anunciar; como desapercibido. Su vida en la tierra estuvo rodeada de pobreza. Nació en un pesebre. Conoció la privación y el sufrimiento. Estuvo sometido a los pasos propios de su crecimiento. Aprendió a caminar, y creció junto a la Santísima Virgen y al cuidado de San José. Aprendió a conocer a los habitantes de su pueblo, y desde niño pasó haciendo el bien a todos y santificando a sus hermanos.
De Él habló el Profeta cuando dijo: "No gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente." (Is 42, 2-4). El vino a curar lo que está enfermo, fortalecer lo que está débil. Donde todavía hay encendida una llama de bondad, Él la reaviva con su amor. El vino a proclamar con fortaleza el derecho, y curar las heridas con su misericordia.
El mismo nos dijo: "Estuve... en la cárcel... y viniste a verme." (Mt 25, 35-36). Estas palabras del Señor nos recuerdan que Jesús estuvo efectivamente en la cárcel, aún siendo inocente; y en el Evangelio se identifica con cada uno de ustedes. "Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo hicísteis" (Mt 25, 40).
Dios nos ama a todos, y desea que este camino difícil que ustedes recorren en este momento de sus vidas sea de verdad y de justicia, y también de cambio y de perdón. Hoy es un día de gracia para pedirle a Jesús renovar nuestra vida.
Busquemos una vida nueva en el encuentro con el Niño que ha nacido en Belén. Cuando nos acercamos a Dios, pidiéndole tener un corazón nuevo, recibimos su perdón y su misericordia. La Navidad nos permite descubrir también que es Dios quien se acerca primero a nosotros, para ofrecernos su perdón y su paz. Precisamente la venida del Niño renueva nuestra fe y confianza en Él: porque ha nacido Jesucristo, y estamos invitados a la salvación.
Sabemos, ante todo, que podemos alcanzar la libertad de nuestro corazón, donde no hay rejas para amarlo y sentirnos libres. Muchas veces, aún estando fuera de un penal, podemos sentirnos entre las rejas de la falta de amor a Dios y a nuestros hermanos, de la falta de comprensión, de solidaridad, y esclavos del mal.
Si nuestro corazón está libre por su gracia y perdón, ustedes se alegrarán, y también se verán los frutos en sus familias y en la comunidad. "Dios es amor, y quien permanece en el amor, permanece en Dios" (1 Juan 4,16). Esta verdad es el corazón de nuestra fe: la imagen cristiana de Dios, y la consiguiente imagen del hombre y del camino que debe seguir.
Sé que somos capaces, sé que hoy podemos hacer una renovación de nuestro corazón, sé que todos, como el hijo pródigo, podemos abrazar de nuevo al Padre, y darle gracias por su misericordia: porque un Hijo se nos ha dado, un Niño nos ha nacido, que es Dios en medio de nosotros.
También tenemos una Madre, es la Virgen María. Recíbanla en la Casa de su vida, para que Ella nos de a su Hijo. Ella intercede por nosotros, es abogada nuestra y siempre está dispuesta a darnos su consuelo.
A cada uno de ustedes les deseo un verdadero encuentro con Jesús, que manifieste el amor de Dios que nos da su paz y libertad, y les conceda confianza y esperanza.Que los acompañe la bondad de nuestra Madre del Rosario, pidiendo por ustedes y por sus familias.

Mons. José Luis MollaghanArzobispo de Rosario
Fuente: www.delrosario.org.ar

XVº Encuentro Nacional de Pastoral Penitenciaria

Se realizó en la Arquidiócesis de Salta el XVº ENCUENTRO NACIONAL DE PASTORAL PENITENCIARIA, invitados por la Pastoral Penitenciaria de Salta, en la Compañía de Comunicaciones del Ejercito Argentino (Salta, Capital).
Este Encuentro se realizó bajo el lema “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, en el mundo de la Carcelación”. El tema central fue: “En tu servicio cuidarás la vida de tú prójimo”.
Participaron del Encuentro más de 475 miembros de la Pastoral Penitenciaria de todas las Arquidiócesis del país, personal penitenciario, jueces, presos liberados, familiares, entre otros.
La Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis de Salta, a cargo del Pbro. Luis Muñoz Fernández, nace con la misión de evangelizar al privado de libertad, a sus familias, personal de las Comisarías, Comisaría del Menor, Alcaidía Federal. Esta Pastoral es la presencia viva de la Iglesia que asume en la Cárcel, con decisión renovada, la opción preferencial por los pobres, siguiendo el ejemplo y la palabra de Cristo, con plena confianza en Dios (fe viva), testimonio de vida y participación de bienes. Privilegia el servicio fraterno a los más pobres entre pobres, los excluidos, los abandonados, los desesperados, los Carcelados. Participaron del Encuentro Mons. Héctor Cardelli, Mons. Esteban Laxague, Vocal de la Comisión Episcopal de Pastoral Penitenciaria, quien brindó una Iluminación: “Discípulos y Misioneros de Cristo al Servicio de la Reconciliación”, el Prefecto (R) Carlos Ramírez y el Alcalde Mayor Dante Figueroa, quienes integraron el Panel: “La experiencia de Dios en el Servicio Penitenciario”, el Dr. Héctor Puchetta, Juez de Camara en lo Criminal disertó sobre “Conversión Pastoral y Renovación Misionera”.La Misa de Envío estuvo presidida por Mons. Mario Antonio Cargnello, Arzobispo de Salta.