Cuando Jesús vino al mundo, trajo la paz y difundió el amor. Es la luz que ilumina a todo hombre, nos dice la Escritura.
La Navidad nos impele a difundir y contagiar este mensaje de esperanza y de fe.
En un mundo que aposta por la guerra nosotros apostamos por la paz.
En un mundo que aposta por el éxito nosotros apostamos por la coherencia y la fidelidad.
En un mundo que aposta por el tener más, nosotros apostamos por buscar más solidaridad.
En un mundo que profundiza motivos de división, nosotros apostamos por la unidad y el compromiso.
En un mundo que aposta por la indiferencia y el conformismo, nosotros apostamos por la sinceridad y el empeño.
Son algunas de las lecciones que nos vienen de la cuna de Belén.
Que el Niño Dios nos regale su paz, su esperanza, su amor.
Y así comenzaremos el 2010 esperanzados en construir una nación como la que nos dieron hace 200 años nuestros próceres.
Saludos y bendiciones.
- Pastoral Penitenciaria
- Rosario, Santa Fe, Argentina
- pastoralpenitenciaria@hotmail.com
jueves, 24 de diciembre de 2009
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