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miércoles, 18 de agosto de 2010

La pobreza no es sinónimo de delincuencia, pero sí su generadora

La Plata (Buenos Aires), 17 Ago. 10 (AICA)


P. Eduardo Lorenzo, capellán mayor del Servicio Penitenciario

“La pobreza no es sinónimo de delincuencia, pero si es generadora de eso, entonces hay que armar lo que está desarmado y hay que empezar a dar lo que no se dio, y darlo ahora no es tarde”, dijo el capellán mayor del Servicio Penitenciario Bonaerense, presbítero Eduardo Lorenzo.
Tras señalar que una de las características fundamentales de las cárceles es que “en su mayoría son los pobres los que están en ellas”, el sacerdote aclaró que “hablar solamente de derechos humanos cuando la persona está en la cárcel es como pensar en un producto terminado”.
“Los derechos humanos comienzan con el derecho a la vida, el derecho a nacer, a la educación, a la familia… Entonces lo que tenemos que evitar es que el hombre llegue a la cárcel. Aunque lamentablemente hay un montón que ya están allí”, reconoció en una entrevista.
Consultado sobre la función especifica de los capellanes, afirmó que cuentan con 54 capellanes entre los cuales hay religiosas, diáconos permanentes, curas que trabajan en las villas con las familias de las personas privadas de libertad.
El presbítero Lorenzo consideró que su presencia es muy importante en las cárceles bonaerenses porque “todas son objetos de dolor, y donde haya un hombre que sufra ahí va a estar la Iglesia acompañándolo, esa es la función del capellán, no solo evangelizarlos en lo que es la catequesis orgánica” sino brindarles un apoyo integral en distintas áreas a través de “una presencia que no es marketinera pero es real y efectiva”.

Este año las actividades religiosas se enmarcan en el lema “Parroquias en las cárceles” y comprenden distintos emprendimientos, entre los cuales se destaca el desarrollado en acción juntamente con Cáritas para mejorar la alimentación de la población carcelaria. La entidad caritativa ya se puso a trabajar en el complejo Florencio Varela con un grupo de nutricionistas y organizó el dictado de cursos de capacitación para el personal y para los internos.
Asimismo, se suman otros proyectos como el que involucran al Cottolengo Don Orione y su solicitud para recibir los trabajos en sistema Braile, que realizan los internos, o por ejemplo la donación al oratorio del Hospital de Gorina de imágenes religiosas en madera creada por los presos de Varela.

Por último, el presbítero Lorenzo confiesa que no cree que los católicos tengan que encerrarse o segregarse, sino que “por el contrario, si bien existen los pabellones católicos, y eso está muy bien, hay que abrirse. Desde que estoy en la Capellanía estamos haciendo esa experiencia. Ya tenemos nueve comunidades cristianas, ‘ranchos cristianos’, donde los presos viven de otro modo, y pretendemos que a partir de allí se los reconozcan por el amor que se tienen y el respeto, no por otra cosa, de nada sirve estar rezando el rosario todo el día si no hay un cambio de actitud hacia los demás”.+

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