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viernes, 5 de febrero de 2010

Caer

Caer está permitido, levantarse es
obligatorio
(Proverbio ruso).

Reza otra cita: “Caer para levantarse, no es caer”. La imagen de la vida debería ser la de un niño aprendiendo a caminar. Dando pequeños pasos, cayendo y levantándose constantemente, hasta que la magia del equilibrio le permite mantenerse en pie. Nadie puede negar que la vida es un continuo caer y levantarse.

En todos los individuos de la raza humana, existe, en mayor o menor grado, una cuota de resiliencia. Lea Teitelman y Diana Arazi, psicólogas y docentes especializadas, señalan que la resiliencia se apoya en tres pilares: 1) la capacidad de juego, es decir, tomarse las cosas con humor, desdramatizarlas para no deprimirse. 2) No perder, ante nada, el sentimiento de esperanza y 3) el autosostén, o sea, confiar en las propias posibilidades.

"A eso de caer y volver a levantarte. De fracasar y volver a comenzar. De seguir un camino y tener que torcerlo. De encontrar el dolor y tener que afrontarlo. A eso no lo llames adversidad. Llámalo sabiduría”.

Todos los días se aprende algo. De esta manera, se toma cada circunstancia adversa como un desafío que pone a prueba las potencialidades de cada uno. A menudo, en situaciones difíciles, se necesita de una mano amiga, de un “interlocutor válido” o de un cómplice significativo que ayude a esclarecer el panorama. Estos lazos, como escribe Antonie de Saint-Exupéry, así como constituyen la base de la amistad, también deben acompañar en el dolor, unirse en la angustia del sin sentido para dar esperanza.

Para poder desarrollar, cada uno, sus propias herramientas, a fin de enfrentar las vicisitudes de la vida, se debe tener en cuenta: lo que se tiene (me refiero a los afectos y apoyos sociales), lo que se es (ser consciente de las virtudes y defectos para potenciar lo bueno y modificar lo negativo) y, por último, lo que se puede ser (las posibilidades que aún no se han desarrollado para poder ser una persona plena).

Bienvenidas son las palabras de Almafuerte, poeta argentino, que, en su poema, Avanti expresa:

No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo.

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