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jueves, 8 de octubre de 2009

Emaús II

Jesús reinterpreta la
Historia

El ardor por la
causa


21/08/09
(Lc 24, 28-32)

Conducidos por la palabra encendida de Jesús, los discípulos descubren todo un horizonte nuevo. Sus ojos cerrados hasta entonces se abrían a una luz distinta, que todo lo inundaba de esperanza, de certeza, de valor. Ardía su corazón. Vibraban con el de Jesús, al unísono, llenos de sentimientos positivos que curaban el sufrimiento de su corazón herido.


Veían ahora de forma distinto lo sucedido. Lo miraban con una nueva aproximación. Guiados por Jesús, habían podido reinterpretar y re-conocer un hecho que antes, en su desnuda materialidad, les había parecido imposible de ser encajado eb su cosmovisión, en su constructo personal. Ahora, no sólo lo entendían –con la cabeza- de un modo distinto, sino que lo descubrían también, con el corazón, con un sabor enteramente diferente. (24, 32).
Llegada la noche –aunque en su corazón estaba ya amaneciendo- le ofrecieron su hospitalidad: (24, 29). Era un ofrecimiento motivado tanto por el cariño que prontamente le habían cobrado, como por el propio interés: quédate con nosotros y prolonguemos esta conversación tan cálida y que tanto bien nos hace…Resonaban los ecos de aquellas otras palabras: (Mt 17, 1-9) y quedémonos conversando noche adentro…en el Tabor de esta conversación que también nos transfigura la realidad y nos ayuda a ver lo que no veíamos…
Y Jesús se quedó. (24, 30). Y, …¡Ya! ¡Suficiente! Entendieron todo. ¡Era Él! Aunque en ese momento, precisamente, desapareció. Pero (24, 31).
Algo les sacudió. Se les impuso una evidencia irresistible: Él no ha muerto fracasado: ha triunfado. Él no ha muerto verdaderamente: está vivo. No es un reprobado: al contrario, es el quien nos juzga, quien está juzgando al mundo. El crucificado es el glorificado. ¡Es ! ¡Está vivo!
Lo re-conocieron. Descubrieron que aquel des-conocido caminante compañero era un personaje muy conocido para ellos, pero además ahora lo re-conocián, lo conocían de otro modo. Todo aquello que había ocurrido en Jerusalén, de lo que habían sido testigos dolorosos, lo re-conocían ahora de un modo nuevo: lo comenzaban a conocer con un conocimiento nuevo.
La interpretación que les dio Jesús, que era una re-interpretación fente a la interpretación primera que ellos cargaban a partir del fracaso vivido en Jerusalén, les transformaba el escenario. Habían adquirido unos ojos nuevos. La historia comenzaba a ser otra para ellos. Aunque seguía siendo de noche y los príncipes de las tinieblas andaban igual de sueltos, unaluz poderosa interior les dvolvía a una realidad nueva, diferente. Ahora sentían absurda su huída de Jerusalén. Escapar, ¿de qué?, ¿de quién?, ¿a dónde?, ¿Por qué?
Ya no había fracaso del que huir. Al contrario, había una cita a la que acudir. Jerusalén misma, porque el final de la historia no podía darse, precisamente, en un viernes santo. Había que continuar la historia. Ahora estab claro que la Causa de Jesús seguía en pie. Su Utopía, tan desvalida humanamente, tan despreciada por los prepotentes y concretamente aplastada en su Cruz, resucitaba ante sus ojos, libre y poderosa, más utópica que nunca.
Meditación del VI Encuentro Nacional de UPP

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