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lunes, 25 de mayo de 2009

El hombre de los pies de Dios

Tony Meléndez

La guitarra es especial para mí. Es­taba una guitarra allí, que era de mi papá, y empecé a jugar con ella. Era un juguete, pues, al principio. Pero sólo era algo que yo estaba tratando. No era algo que de verdad pensé que iba a oír un día como música.

Yo soy Tony Meléndez, y... nací en Nicaragua, pero he vivido aquí en los EEUU casi toda mi vida. Soy cantante, guitarris­ta. Venimos aquí a los EEUU porque había un niño sin bra­zos, y la medicina de Nicaragua no estaba tan avanzada. Como yo nací así, sin los brazos por una medicina que se llama talydomina, que le dieron a mi mamá cuando ella estaba em­barazada de mí, y por esa razón yo no tengo los brazos.

Al principio yo era tan chiquito no entendía que no tenía los brazos. Después cuando estaba un po­quito más mayor, los niños gritaban: "No tiene brazos." Y dolía el corazón, me dolía mucho.

De joven yo tuve que aprender a usar los pies. Yo quería ayudarme solo. Yo escribía con los dedos de los pies, jugaba. Todo con los dedos de los pies.

Tengo dos hermanas, y un hermano... Mi hermano y yo tra­bajamos juntos.

Mi mamá todavía vive. Mi papá ya murió. Pero yo veo ahora lo que ellos me dieron, en ese tiempo de amor.

Mi papá sacrificó mucho. Él dejó su país para traer a su niño. Él era el que me decía: "Tony, tenés que tratar. Tenés que hacerlo solo."

Yo siempre soñaba de un día casarme. Pero de joven las señoritas se corrían. Porque "¡Ay, un muchacho sin brazos!" Pero, al fin yo hallé a al­guien: mi Money, es lindísima. Se llama Allen. Para mí es fuerza, es no voy a estar solo.

Tuvimos que adoptar dos niños, porque no pudimos tener niños. Fuimos al Salvador donde nació mi papá, y adoptamos una niña. Y también fuimos a Nicaragua y adoptamos un niño...

La música empezó, desde chiquitito. Mi mamá cantaba, mi papá tocaba la guitarra. Yo creí que yo recibí eso también. No lo puedo de­jar...para poder yo tocar la guitarra. Pero al final la guitarra es diferente. Yo practicaba unas 6 o 7 horas y con eso, la música empezó a oírse como música.

Dios me ha dado fuerza. Dios me ha dado a mi familia. Él me ha dado la música. Con mi música yo me siento bien conectado con mi Dios. Eso me ayudó a crecer. Me ha calmado. Me ha calmado el corazón.

La gente me ha preguntado: "Tony, ¿por qué te sentís tan entero?” Porque tengo estas cosas (los pies) que me hacen todo, tengo mi familia, que es preciosa... Mi corazón quiere bailar, cantar, quiere vivir la vida. Porque a los ojos de mi Dios yo soy entero.

You are my God and the rock on which I stand.
I have found mi place in Your arms of grace.
Oh, Oh. You are my God.
Lord of heaven,
King of all the universe,
Architect and poet of eternity.

Juan Pablo II: "Tony, eres verdaderamente un joven valiente... Nos es­tás dando esperan­za... a todos noso­tros. Mi deseo para ti es que continúes dando esperanza a toda la gente."

Dios siempre está en mi vida. En ese momento es como si Él me dijo:"Tony ... Tenés que ir a tra­bajar, tenés que cantar, tenés que ayudar, tenés que ser mis pies, tal vez mis manos..." Y empecé a viajar y cantar... a hablarle ahora a los jóvenes del mundo.

Yo veo a una persona como ustedes que tienen los brazos, las pier­nas, tienen todo, tienen todo y dicen : "No puedo, no puedo." Sí pue­des. Sí pueden.

Me han preguntado, Tony: adonde están los milagros. Y yo siempre digo esto: Yo veo la mano, una mano ...y cuando levantan la mano, ...para mí eso es un milagro.

Por favor; no me digan que no pueden, no me digan que no pueden porque usted, ustedes... pueden hacer mucho, mucho más. Sólo levántense y digan: Yo quiero, yo puedo, yo voy a moverme para adelan­te. Tienen un mundo que sólo está esperando... de ustedes decir sí.

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