También llega un momento en que es preciso el orar con ellos. Desde el margen del mundo, en el lugar de la opresión y el sufrimiento, elevamos una oración en que vienen a integrarse todos los "pueblos" (todos los necesitados) del mundo (Mc 11,17).
Desde nuestra propia vulnerabilidad y la absoluta carencia (no tienen nada) de nuestros hermanos, podemos descubrir juntos la absoluta riqueza de sabernos en manos del Dios de la gracia.
Desde nuestra propia vulnerabilidad y la absoluta carencia (no tienen nada) de nuestros hermanos, podemos descubrir juntos la absoluta riqueza de sabernos en manos del Dios de la gracia.
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