Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo un rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz.
Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma, suave alivio de los hombres.
Tú eres descanso en el trabajo,
templanza de las pasiones, alegría en nuestro llanto.
Penetra con tu santa luz
en lo más íntimo del corazón de tus fieles.
Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre,
nada que sea inocente.
Lava nuestras manchas,
riega nuestra aridez, cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
elimina con tu calor nuestra frialdad,
corrige nuestros desvíos.
Concede a tus fieles, que confían en ti,
tus siete dones sagrados.
premia nuestra virtud, salva nuestras almas,
danos la eterna alegría.
- Pastoral Penitenciaria
- Rosario, Santa Fe, Argentina
- pastoralpenitenciaria@hotmail.com
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