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viernes, 3 de abril de 2009

Las razones del ayuno

En primer lugar, el sentido es penitencial, por nuestro propio pecado.

Por la cantidad de cosas que, dentro de nuestra misión, no llegamos hacer.
También es una forma de unirse a los que ayunan involuntariamente:
- Los que ayunan de comida en un país que produce alimentos para 120 millones de personas.
- Los que ayunan de derechos, los chicos que mendigan o trabajan, los que salen a recorrer los volquetes y tachos, los que están presos en comisarías, los que tienen que pagar peajes, los viejos sin jubilación ni cobertura social.
- Los que ayunan de cuidar su salud por cuidar el trabajo.
- Los que ayunan de la capacidad de elegir, por salir a buscar lo que consigan o esperan siempre lo que le dan.
- Los que ayunan de una buena educación porque la escuela se convirtió en lugar de contención.
- Los que ayunan de proyectos, porque encuentran todas las puertas cerradas, o ni siquiera tienen puertas para golpear
- Más los que nunca se van de vacaciones, los que viven mirando lo que no pueden tener, y los que cuando llegan a tener algo no lo pueden mantener.

Y finalmente para pedir por un pueblo que sepa ayunar:
- Para que el ayuno no se lo impongan desde afuera.
- Para ser fuertes, libres y hacernos respetar sin necesidad de ser violentos.
- Para que no usen nuestras necesidades como pantalla de negociados y clientelismos.
- Para que no convivan ostentación y miseria. Para vivir una pobreza con dignidad como la que Jesús nos propone en su Evangelio.

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