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martes, 11 de agosto de 2009

Dioses de nuestro tiempo

Autor: P. Antonio Rivero Fuente: Catholic.net

Hoy nos conducimos como paganos, adorando ídolos que son máscaras del mismo satanás

Estos dioses -que son múltiples como Dios es uno- cambian frecuentemente de cara y de lenguaje, se procrean e inventan nuevos engaños. Son máscaras de satanás, quien tiene la propiedad de mimetizarse y transformase como la mentira, ya que no está sujeto al "si, sí, no, no" de la verdad, que es una sola y no se disfraza.
I. EL DIOS PROGRESO

Por ello los laicos, con su competencia en los asuntos profanos y con su actividad elevada desde dentro por la gracia de Cristo, contribuyan eficazmente a que los bienes creados, de acuerdo con el designio del Creador y la iluminación de su verbo, sean promovidos, mediante el trabajo humano, la técnica y la cultura civil, para utilidad de todos los hombres sin excepción (Lumen Gentium, 36)
Críticas a este progreso:
1. Los avances que lanza este progreso no siempre están de acuerdo con la ética y la moral, quedan desvinculados de ella. A este ídolo le interesa la ganancia, que llega a ser la prueba contundente de su bondad y acierto. Hace de esa ganancia ley, llegando, así, lo legal (derecho positivo) a ser lo justo (derecho natural). El bien no nace de la verdad y la verdad no surge de la realidad. El bien para este dios depende del futuro, del proyecto del futuro, a donde él nos conduce.
2. Este progreso tiene poder para romper toda barrera; le da a la técnica y a la experimentación un cheque en blanco para someter incluso la intimidad del hombre. El dios Progreso llama progreso a toda costumbre nueva, por más desvergonzada que sea.
3. La disidencia para este dios es un pecado gravísimo. Significa la muerte civil, se excluye al sujeto de la sociedad, no se lo deja hablar ni se le oye, se le juzga sin ecuanimidad, y se le condena no por lo que hace, sino por lo que piensa y por lo que él mismo es.
4. Ese dios no ha podido quebrar esa búsqueda de sobrenaturalidad insaciable del alma humana. Dios está de moda siempre. Pero este dios progreso intenta confundir a la gente, proporcionándoles dioses en lugar de Dios, religiosidades en lugar de religión, sectas en lugar de Iglesias, opiniones en lugar de fe, mundalismo en lugar de unidad, consuelos en lugar de justicia y auténtica paz; fantasmas y reencarnaciones en lugar de Cristo, encarnado en el seno de María.
II. EL DIOS LIBERTAD
Cada hombre, dice este dios, tiene una libertad absoluta. De esa libertad brotan los valores. Todo lo que vaya contra esa libertad es antisagrado (moral, religión católica con sus dogmas y mandamientos). No hay pecado. No hay límites. La libertad salva, rige y condena.
Como es una libertad sin Dios, que se endiosa, y está destinada a esclavizar y no a liberar. La libertad es un desafío y una responsabilidad. Es un fruto que se consigue ganando las batallas interiores del dominio propio y entregando las propias energías no a fines egoístas, sino a objetivos superiores y generoso.
III. EL DIOS CIENCIA
"La organización técnico-científica de ciertos países está engendrando una visión cientista del hombre cuya vocación es la conquista del universo. En esta visión, sólo se reconoce como verdad lo que la ciencia puede demostrar; el mismo hombre se reduce a su definición científica. En nombre de la ciencia todo se justifica, incluso lo que constituye una afrenta a la dignidad humana. Al mismo tiempo se someten las comunidades nacionales a decisiones de un nuevo poder, la tecnocracia. Una especie de ingeniería social puede controlar los espacios de libertad de individuos e instituciones, con el riesgo de reducirlos a meros elementos de cálculo" (Puebla, 315). "Es cierto que el progreso actual de las ciencias y de la técnica, las cuales, debido a su método no pueden penetrar hasta las íntimas esencias de las cosas, puede favorecer cierto fenomenismo y agnosticismo cuando el método de investigación usado por estas disciplinas se considera sin razón como la regla suprema para hallar toda la verdad. Es más, hay el peligro de que el hombre, confiado con exceso en los inventos actuales, crea que se baste a sí mismo y deje de buscar ya cosas más altas. (Gaudium et spes, 57)
Su credo: sólo la ciencia nos puede dar certezas, está por encima del bien común, de la ética, de la persona. Todo lo que no es ciencia es sentimiento, subjetivismo, espiritualismo. A la diosa ciencia le corresponde un altar; el bien del hombre, su conciencia, su conducta, su integridad moral están por debajo de ella. Hay un reduccionismo científico. Nuestro conocimiento verdadero se entiende que es conocimiento de lo experimentable o de lo medible. Se niega a la inteligencia la capacidad de ponerse en contacto con lo que no está sujeto a ella ni es medible; se la reduce a la capacidad de conocer lo cuantitativo. La fe no está contra la razón ni contra la ciencia.
IV. EL DIOS HOMBRE
"La religión del Dios que se hace hombre se ha encontrado con la religión del hombre que se hace Dios".(Pablo VI)
Su credo: el hombre es inmanentista, total y completo en sí mismo, nada sobre él. Es la medida de todas las cosas. Su placer, su tener, su yo, marcan su ley. Es él el principio supremo de la ley. Dios es válido en la medida en que le sirve.
Decimos:
1. Aquí el hombre ha perdido su condición de creatura.
2. Aquí Dios viene suprimido, su gracia. El hombre consigue todo con sus fuerzas, incluso en cosas del espíritu.
3. Aquí el hombre dice a Cristo que baje de la cruz, que no necesita del sufrimiento. Predican una religiosidad de consumo, superficial y demagógica.
V. EL DIOS UTILIDAD
Ley: lo útil es lo bueno. La eficiencia como tarjeta principal de presentación. El hombre como material humano, medido por el rendimiento. Utilitarismo y pragmatismo.
Juzgamos:
1. Nada de sentido heroico de la vida. Nada que no sea para conseguir algo práctico.
2. Por el utilitarismo actual, y bajo el amparo del dios ciencia, hemos llegado a una civilización de la muerte.
3. Ha exaltado el hedonismo, el uso de droga para codearnos con el infinito.
4. En nombre de este dios se sacrifican muchas aberraciones: se justifica la esterilización de enfermos mentales, o el suicidio voluntario, o por decisión de la familia, de los enfermos.
5. Este ídolo es barato y chato. Sólo sociedades decadentes, que han perdido sus aspiraciones, están en condiciones de aceptarlo para regir sus vidas. Pero el hombre es un ser llamado a las más empinadas alturas y, por eso mismo, está también propenso a caer en los más profundos abismos.
VI. ALGUNOS SUBDIOSES
1. Democracia liberal: es un engaño de democracia. El pueblo vota y se le acaban sus atribuciones. Es un cero a la izquierda. Se anula el poder de las sociedades intermedias, que son las encargadas de tejer la red de relaciones sociales que hace fuerte a una nación; se acusa a las sociedades intermedias, o a los centros de fuerza de ser "corporaciones", que por su naturaleza producen tiranía, gobiernos derechistas, autoritarismo. Sociedades que son: Iglesia, sindicatos, universidades, fuerzas armadas, municipios, federaciones de comercio, agrarias o de industria, sociedades de beneficencia, clubes.
2. Paz: paz como no-guerra o no-conflicto. No como fruto de la justicia.
3. Vida: en forma de hedonismo. Vivir y gozar de la vida: sexo libre, droga, usura... La vida no es lo supremo. Una vida digna es la vida que se pone al servicio de lo que está por encima de la vida. La vida mejor vivida es la que aparentemente se pierde. No hay mayor gloria que darla por aquello que la trasciende.
4. Moda: es de los ídolos más estúpidos. Pero por su apariencia alegre e inofensiva es quizá el que tiene más seguidores. Es fanático y dogmático. Quien no hace caso a la moda es marginado de la sociedad. Es ídolo irracional e impuesto, pero funciona. Detrás de este ídolo se esconde la concepción evolucionista, relativista e historicista de la vida. Niega la verdad objetiva, la estabilidad de la naturaleza, los principios inconmovibles de la moral. Niega la capacidad del hombre a definir, porque definir es la negación de la evolución y del progreso. Niega la capacidad del hombre a conocer las esencias, pues una cosa que ayer era hoy ya no es. La Moda se establece sobre la base de un anonimato. Se sigue una fuerza ciega, pero omnipotente.
5. Amor: es un idolillo del dios libertad absoluta. Total culto al cuerpo. Amor de sentimiento, a primera vista. Amor que permite la infidelidad, el divorcio. Ya no es darse, sino sentir y gozar y abusar del otro. Amor pasajero, pues los sentimientos son pasajeros. Es un amor pordiosero que se contenta con migajas, que nunca está seguro, que no sabe a donde va, que sufre mucho y trata constantemente de acallar ese gemido interior con nuevas experiencias, que traen un analgésico cada vez más pasajero, y que aumenta la desesperanza. Digamos que el hombre ha sido hecho para amar. No meramente para sentir amor.
Hoy nos conducimos como paganos, adorando ídolos (Is 30, 1-5). Con estos ídolos no podemos construir la ciudad de Dios, la civilización del amor. Se nos exige una verdadera cruzada.

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