Luke (Paraguay), 26 Agosto 2009 (AICA)
Los integrantes de la pastoral penitenciaria del Cono Sur, reunidos del 19 al 23 de agosto en Luque, Paraguay, reafirmaron “el sueño de Dios es el nuestro: un continente sin cárceles”, aunque reconocieron que “esto no es fácil, que primero debe darse con profundidad un cambio del modelo social en nuestros países de tal modo que no haya excluidos ni hermanos considerados descartables con los cuales se llenan hoy las prisiones”.
Los integrantes de la pastoral penitenciaria del Cono Sur, reunidos del 19 al 23 de agosto en Luque, Paraguay, reafirmaron “el sueño de Dios es el nuestro: un continente sin cárceles”, aunque reconocieron que “esto no es fácil, que primero debe darse con profundidad un cambio del modelo social en nuestros países de tal modo que no haya excluidos ni hermanos considerados descartables con los cuales se llenan hoy las prisiones”.
El encuentro contó con la presencia del presbítero Enrique Quiroga Civera, secretario ejecutivo del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y abrió sus deliberaciones con una reunión de juristas católicos regional, con el lema “Ser discípulo-misionero-profesional desde el Documento de Aparecida”.
Los abogados de los cinco países del Cono Sur, acompañados por otros profesionales, reflexionaron sobre el compromiso del discípulo misionero profesional en el mundo de la carcelación.
Los responsables regionales de la pastoral penitenciaria se plantearon como desafío “incidir en las políticas públicas en temas como salud, educación, trabajo, vivienda y seguridad, dirigidas a la población más vulnerable con la cual tenemos una deuda social”, y se comprometieron a “luchar proféticamente por la superación de las divisiones sociales y la exclusión, mediante el respeto a los derechos humanos, erradicando la tortura, el exterminio y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes que sistemáticamente se viven en las cárceles de nuestros países; por eso no declinamos en nuestra labor a favor de la humanización del sistema carcelario mientras él exista”.
“Vemos con claridad que necesitamos de una mayor y profunda formación de los agentes pastorales que trabajan en el mundo de la carcelación, que, insistimos una vez más, no sólo es la realidad de los encarcelados, sino también de sus familias, los grupos vulnerables de la sociedad, el personal de seguridad, los profesionales, los pos carcelados”, subrayaron.
También se plantearon como desafío “promover en la formación de los universitarios y los seminaristas el compromiso con la realidad de las cárceles, aportando una mirada desde el Evangelio, ley superior a todas las demás que no dejan de ser obra de los hombres en un momento histórico determinado”, y a trabajar en conjunto en la problemática de la pastoral carcelaria regional.
“Solos es imposible -advirtieron-, pero unidos y con la gracia de Dios toda utopía se puede concretar, por eso no vamos a desistir, vamos a trabajar con alegría y valentía, con audacia y creatividad en la misión de vivir el Evangelio en el mundo de la carcelación”.
Por último, pidieron la intercesión de María, Nuestra Señora de la Asunción, para que “nos eduque en un estilo de vida compartida y solidaria, en atención y acogida de los más pobres entre los pobres, nuestros hermanos encarcelados”.
Firmaron la declaración el presbítero Javier Ladrón de Guevara (Argentina), el padre Gunther Zgubic (Brasil), Fray Jaime Roberto Nawrath Ríos (Chile), el presbítero Luis Arias Castillo (Paraguay), Fernando Leguizamón (Uruguay), y el presbítero Enrique Quiroga Civera, secretario ejecutivo del Departamento de Justicia y Solidaridad. CELAM.
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