Señor, cuando nos mandas a sembrar,
rebosan nuestras manos de riqueza:
tu Palabra nos llena de alegría
cuando la echamos en la tierra abierta.
Señor, cuando nos mandas a sembrar,
sentimos en el alma la pobreza:
lanzamos la semilla que nos diste
y esperamos inciertos la cosecha.
Y nos parece que es perder el tiempo
este sembrar de insegura espera.
Y nos parece que es muy poco el grano
para la inmensidad de nuestras tierras.
Y nos aplasta la desproporción
de tu mandato frente a nuestras fuerzas.
Pero la fe nos hace comprender
que estás a nuestro lado en la tarea.
Y avanzamos sembrando por la noche
y por la niebla matinal. Profetas
pobres, pero confiados en que Tú
nos usas como humildes herramientas.
Gloria a Ti, Padre bueno, que nos diste
a tu Verbo, semilla verdadera.
y por la Gracia de tu Santo Espíritu
la siembras con nosotros en la Iglesia.
- Pastoral Penitenciaria
- Rosario, Santa Fe, Argentina
- pastoralpenitenciaria@hotmail.com
martes, 16 de junio de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario