Apoyados en la experiencia de Jesús, la encarnación es un tipo de presencia fuerte, por la que empezamos poniéndonos en manos de aquellos a quienes queremos ofrecer algo.
No vamos a "dar", como si fuéramos ricos o supiéramos de antemano qué ofrecer en cada caso. No llegamos al hermano como "padre y maestro", sino encarnándonos, como el Hijo de Dios que se ha hecho carne, habitando entre nosotros, poniendo su tienda entre los hombres (Jn 1).
Encarnarse significa venir para aprender, dejándonos influir por cada uno de los destinatarios de esta pastoral y sus realidades. Queremos descubrir su soledad y sus valores, para aprender a compartir con ellos el sentido de la vida.
Nos situamos en la línea de Ex 2-4 y del Benedictus (Lc 1,68) donde se dice que Dios ha visitado (y redimido) a su pueblo. No se trata de una visita de pasada, de pura cortesía, sino de una visita de encarnación. Encarnarse significa habitar dentro, penetrar en la vida de los demás, no para imponer u obligar, no para curiosear o dar lecciones, sino para acompañar al necesitado, para compartir la vida y caminar juntos, ofreciendo cada uno al otro lo mejor que tiene.
No vamos a "dar", como si fuéramos ricos o supiéramos de antemano qué ofrecer en cada caso. No llegamos al hermano como "padre y maestro", sino encarnándonos, como el Hijo de Dios que se ha hecho carne, habitando entre nosotros, poniendo su tienda entre los hombres (Jn 1).
Encarnarse significa venir para aprender, dejándonos influir por cada uno de los destinatarios de esta pastoral y sus realidades. Queremos descubrir su soledad y sus valores, para aprender a compartir con ellos el sentido de la vida.
Nos situamos en la línea de Ex 2-4 y del Benedictus (Lc 1,68) donde se dice que Dios ha visitado (y redimido) a su pueblo. No se trata de una visita de pasada, de pura cortesía, sino de una visita de encarnación. Encarnarse significa habitar dentro, penetrar en la vida de los demás, no para imponer u obligar, no para curiosear o dar lecciones, sino para acompañar al necesitado, para compartir la vida y caminar juntos, ofreciendo cada uno al otro lo mejor que tiene.
LA PASTORAL PENITENCIARIA DEL CONO SUR: una mirada hacia adentro para la misión continental
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