Sólo quien se encarna (quien queda en manos de los otros) puede ofrecerles luego algo, puede acogerlos, como sabe Mt 25,31-46, cuando pone como primera obligación cristiana la de acoger en el sentido fuerte a los demás: la de ofrecer un lugar en la mesa y familia, en la cultura y sociedad a los que se hallan marginados, en gesto de fuerte cercanía humana. En esa línea, queremos acoger a los presos: recibirlos dentro del campo del afecto y la preocupación, dentro de los planes y tareas del propio grupo cristiano, dentro de la iglesia.
- Pastoral Penitenciaria
- Rosario, Santa Fe, Argentina
- pastoralpenitenciaria@hotmail.com
viernes, 12 de junio de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario