Estaba Agustín paseando por la playa pensando sobre el Misterio de la Santísima Trinidad: ¿cómo era eso que: El Padre es El Hijo, El Hijo es El Padre, EL Padre y El Hijo son El Espíritu Santo, y que El Espíritu Santo es el Padre y El Hijo...?
Por supuesto que su cerebro mortal no concebía la idea, más bien, se enredaba cada vez más.
En eso vio a un niño que estaba, con un pequeño caracol, sacando el agua del mar y echándola en un pocito en la arena.
¿Qué haces niño? – preguntó Agustín.
¿No lo ves?, estoy sacando toda el agua del mar para vaciarla en este pocito – dijo el niño.
Pero... ¿no te das cuenta que eso es imposible? – replicó Agustín.
Agustín – le dijo el niño – es mucho más fácil que yo logre hacer esto, que tú comprendas el Misterio de la Santísima Trinidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario